Temática:

VIDA SOCIAL

Francisca Serviole Lloret

La familia, junto al respeto a los ancianos, es uno de los pilares de la cultura gitana. Sus encuentros y fiestas se han ido adaptando a las modas y creencias pero siempre manteniendo esa misma identidad que les hace identificarse y reconocerse como gitanos.

Algo en lo que coinciden todas las entrevistadas, y se refleja en el archivo fotográfico, es la vida en el barrio. Concretamente en el entorno del carrer de la cera. Ronda de Sant Pau, calle Salvadors, carrer de les carretes o plaza del pedró.

Cuentan con añoranza y cierta amargura, que la vida en el barrio era COMUNIDAD en mayúsculas. Un hogar para la comunidad gitana. Un lugar seguro y próspero para vivir.

Las familias compartían el día a día, las calles era un lugar de encuentro para los más jóvenes. La ronda de Sant pau estaba llena de heladerías y comercios que regentaban en muchas ocasiones familiares o miembros de la comunidad. Lugares que se han vuelto míticos con los años. Como el bar del Tonis o el Salchichón. Puntos de encuentro diario y en días señalados, como las navidades. En estos días especiales, el bar del Tonis se convertía en un lugar de juerga y encuentros. Donde míticos artistas de la rumba catalana, expresaban su arte de puertas para dentro.

Después de un proceso de gentrificación en el barrio. Fueron abandonándolo para vivir al otro lado de la ronda, en el barrio de poble sec. Ahora, sienten que el barrio se ha convertido en un lugar peligroso, y que la convivencia tan cercana y de calle se ha perdido.

Todavía se conserva el culto de la iglésia evangelista filadelfia en el carrer carretes, muy importante para la comunidad, por lo que significó y significa para mantener la unión y traspasar sus valores a las jóvenes generaciones.

La iglésia evangelista filadelfia supuso un lugar de salvación para la comunidad, en un momento convulso en los años ’80, como cuenta Mercedes Reyes Cortés:

«Los años ’80 fueron muy duros, murió mucha gente de mi generación. Hay que dar gracias al evangelio y a sus pastores por la lucha para mantener en el buen camino, sobretodo a los más jóvenes.

Parece increible, enmedio de un infierno, justo en el centro, está la iglésia. Parece que enmedio de las llamas, se abre un trocito de cielo.»

Un lugar emblemático, en pleno centro del carrer de la cera era el cine padró. Había semanas que iban hasta 2 o 3 sesiones. No solo la película era importante, se recuerda con cariño como se podía comer escudella en la sala. Después de la sesión, hijos y padres iban al bar salchichón. Se respiraba unión.

Los comercios locales eran surtidos y de confianza.  La carnicería «Pepito», la droguería de Neus, la quesería del mercado de Sant Antoni, la perfumería de la Meli, la pastelería canigó y una tienda de chuches y revistas que nutrían a los más pequeños.

Entrar al archivo completo >>

Volver a la búsqueda temática >>

CatalanSpanish
Compartir esto
error: Atenció: Aquest contingut està protegit !!